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viernes, 6 de marzo de 2015

Dino Buzzati: El desierto de los tartaros

Tras acabada la segunda guerra mundial y el fascismo, en Italia se comenzó a cultivar una novela fuertemente realista para plasmar en tonos muy grises los sufrimientos de la posguerra y la miseria en la que la tiránica dictadura había ensombrecido al país. El estilo tenia una fuerte carga social que rápidamente se traslado al cine por directores como Pasolini. En ese aspecto, la literatura se acerco mucho a la cultivada en España en pleno franquismo. Sin embargo, muchos autores terminaron por aburrirse de este realismo tremendista y decidieron recuperar el antiguo arte de inventar fabulas, historias con tintes mas fantásticos sin dejar de lado en ningún momento la critica social o la introspección. Podemos destacar a Italo Calvino como la mas brillante figura de este nuevo estilo realista-legendario, seguida muy de cerca por Dino Buzzati.
Dino Buzzati fue un escritor polivalente que siempre renegó de su titulo, pues jamas sintió que hiciera literatura, solamente ficciones intrascendentes, divertimentos. Esto lo podemos apreciar sobre todo en su prolífica obra breve, que usa como excusa para tratar sus obsesiones existenciales como la búsqueda de la identidad, la soledad, el destino o el sentido de la vida, muy del rollo de Camus o Sartre, pero bastante mas ameno que estos.

En esta novela, Buzzati utiliza al teniente Giovanni Drogo, un joven ambicioso que es destinado a una fortaleza fronteriza ubicada en un desierto que es tierra de nadie, como títere para mostrarnos la soledad y los anhelos del ser humano. Giovanni renuncia a su juventud para esperar la inminente llegada de los tártaros, un enemigo siempre presente pero al que nunca vemos. Y así trascurren los meses, los años y la vida del promocionado capitán Drogo, el cual sigue buscando un sentido a su vida en la constante espera del enemigo que jamas llegara.
Parecería que una trama tan pesimista y con tanta poesía no pudiera ofrecer suficiente material para sostener una novela y, sin embargo, no solo lo hace, gracias a su brevedad esta no se hace pesada. Los diálogos, las reflexiones, todo lo que sustenta la espera al inminente ejercito enemigo ayuda a conocer a nuestro protagonista y sus compañeros, a comprenderlos y sentir pena por la guardia que ellos mismos han elegido mantener, cada uno enfocándola de manera diferente, para, finalmente, terminar sintiendo pena por nosotros mismos. Porque la espera de Drogo es la espera que todos hemos realizado alguna vez ante la vida, creyendo que algo iba a cambiar o iba a tener por fin sentido. En ciertos aspectos y salvando las distancias, la novela recuerda a el Muro de Juego de tronos; hasta la aparición real de los salvajes y los caminantes blancos, la Guardia de la Noche vive a la constante espera de una amenaza que nunca llega y que muy seguramente no exista, como piensa el resto de Poniente.

El teniente Drogo ya se ha cansado de esperar a los tártaros... y se ha convertido en uno de ellos

Podría parecer que esta novela es demasiado inaccesible por su carga existencial, pero no es así, para nada. El estilo de Buzzati es ameno y ágil, hay escenas de la novela que podrían considerarse prosa poética por su intensidad. Es bien cierto que aun así impone bastante y no es una novela que todos disfrutaran, pero si le dan una oportunidad, un poco de su paciencia y la leen con la mente abierta seguramente deje una impronta en vosotros que no se desvanecerá fácilmente.

Julio, nos aburres...



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